Carta a un amigo
No es necesario que me pidas un suspiro, pues por voluntad propia todos son tuyos.
No tienes que pedirme un respiro, pues sin saberlo has robado hasta mi último aliento.
Toma mi mano, mira mis ojos y con la fuerza de tu abrazo pídeme que te espere y yo lo haré la vida entera.
La felicidad no es permanente, más bien es un conjunto de recuerdos y momentos felices y aunque su duración no está determinada para mí, en mi alma y en mi mente, solo será de dos meses y diez días.
Sonrío y doy gracias a Dios porque fuiste parte de mi vida y yo de la tuya. Mientras la sombra de la tristeza intenta opacar mi dicha con tu partida, yo luchare contracorriente por vivir en paz sin hacer el mas mínimo esfuerzo por olvidarte porque serás una huella imborrable, si intentara olvidarte solo me engañaría y bajo mentiras la felicidad paga un precio muy alto. Aprendí no hace mucho a aceptar mis sentimientos, expresarlos y no callarlos tirándolos al rincón mas oscuro de mi soledad y en ese momento de mi renacer llegarte tu sin esperarlo, cambiando mi vida en un instante, demostrándome que la lección fue bien aprendida y que sencillamente eras mi recompensa.
Si el reflejo de tu rostro está en una lágrima entonces llorare un mar para sentirte cerca de mis mejillas, gritaré tu nombre en el abismo de mi corazón para escuchar tu voz en el eco de mi alma y cada día me pararé frente al sol para sentir el calor de tu piel sobre todo mi cuerpo.
Te quiero y no lo niego, nunca lo he negado y jamás lo haré, contigo sentí cosas que jamás imagine sentir y desearía seguir experimentando cada día de mi vida. Sin embargo, el destino solo te puso en mi camino por muy corto tiempo y tristemente el tiempo ha terminado en un abrir y cerrar de ojos, abrir y cerrar de ojos que con su torbellino de emociones y sentimientos totalmente nuevos vivirá siempre en mi memoria como el día de ayer.
Siempre habrá algo que me hará recordarte y solo nosotros disfrutamos de NUESTRO tesoro, que sin ser secreto representa una de las mejores etapas de mi vida y siempre estaré orgullosa de compartirlo contigo.
Busca tu felicidad, mientras seas feliz yo también lo seré.
Se tu mismo y lucha por lo que quieres como a mi entender has hecho hasta ahora pues yo te quiero y te acepto como eres y jamás cambiaría un segundo contigo por nada en este mundo.
Te quiero y no me canso de decirlo pero siempre hay un límite, aunque te siga queriendo ahogaré mi voz entre mis manos y con tu ausencia aprenderé a callar.
Te deseo lo mejor que mi alma pueda desear, disfruta cada día y cada detalle de tu vida.
Un millón de besos, un abrazo eterno, una mirada y una sonrisa,
Te quiere,
Carla D. Morales
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